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Inteligencia emocional para viajar

Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones e influir en las emociones de los demás. Este importante psicólogo, escritor y promotor de esta tendencia, afirma que una buena inteligencia emocional es propulsora de la felicidad y del éxito tanto a nivel profesional como personal. En este artículo deseo ofrecer mis observaciones para demostrar cómo la gestión emocional es vital incluso a la hora de viajar pues nos enfrentamos a una montaña rusa emocional. No cabe duda de que todo viaje de ocio está relacionado con felicidad, sorpresa, alegría, satisfacción y otras muchas emociones agradables. Sin embargo, a continuación expongo otras muchas emociones negativas que podrían aparecer en cualquier faceta a lo largo de un viaje, y cómo afrontarlas para asegurar una experiencia positiva.

Miedo

Salir de la zona de confort, es decir, salir de una zona donde se tiene todo bajo control y se tiene conocimiento de lo todo lo que va a acontecer, no es tarea fácil para todo el mundo. Se necesita valentía para lanzarte a experimentar lo desconocido. Según el destino puedes enfrentarte a nuevos idiomas, nuevos caminos, nuevos tipos de transporte, nuevos alimentos… y la lista podría ser infinita. Mis lugares favoritos en el planeta son todos aquellos en los que las diferencias son mayores respecto a mi país. Para toda situación hay opciones, en este caso puedes: dejar que el miedo te paralice y quedarte en casa disfrutando de las comodidades (que no es mala opción); o disfrutar de la aventura, de las sorpresas y de las diferencias.

Este miedo también parece bastante común a la hora de plantearse viajar con niños. Comprendo que las incógnitas y los miedos crecen cuando implicamos a menores. Sin embargo, no creo que haya mejor regalo para ellos que aprender viajando. Está demostrado que regalarles experiencias en lugar de objetos materiales es invertir en su felicidad.

Ansiedad

Organizar transporte, alojamiento, comidas, excursiones, prepara equipaje, revisar vacunas, solicitar visados…puede generar sensación de estrés, sobre todo si falta experiencia. Sin embargo, esta fase de preparación de un viaje puede estar llena de ilusión y magia al imaginar momentos únicos que están a punto de ocurrir. Ante esta situación propongo dos opciones: contratar en una agencia de viajes un paquete completo donde se organice cada segundo y cada paso; o disfrutar de cada elección. Yo disfruto viendo opciones de hoteles, de excursiones etc., y me gusta poder decidir según lo que voy descubriendo en las guías y foros. Incluso disfruto de la tarea de buscar vuelo y destino en la página de Binter , una compañía que me asegura un viaje emocionalmente positivo.

Aburrimiento

A veces para llegar a un rincón de ensueño de arena blanca, y aguas cristalinas, debemos pasar por una larga cola para facturar equipaje, un tiempo de espera eterno en el aeropuerto o un prolongado vuelo. La mejor opción es disfrutar del momento presente haciendo cosas interesantes como: aprovechar el tiempo leyendo sobre el destino, escribir un diario sobre la aventura que vas a empezar, sumergirte en un buen libro o pasar el rato jugando a esos juegos para los que no sueles tener hueco etc.

Asco

Cada cultura es diferente, por tanto se debe ir con la mente abierta. Lo que para lo que unos puede ser de mala educación, para otros puede ser muestra de satisfacción, como erutar después de la cena. Lo que para algunas culturas es un manjar puede resultar asqueroso para otras como la langosta, el pescado crudo, los grillos, los caracoles…Aquí mi consejo es déjate llevar y dale una oportunidad a todo, no juzgues y ve siempre con respeto.

Frustración

La mezcla de ira, tristeza, decepción y ansiedad que sentimos cuando las cosas no salen tal y como las habíamos planeado y /o imaginado puede echarnos abajo por completo la satisfacción de viajar. Posiblemente esta sea una de las emociones más comunes que aparecen cuando viajamos. Hay muchas probabilidades de que no estén bajo control muchos factores. Sin ir mas lejos, el tiempo meteorológico no depende de nosotros. Lo único que podemos determinar es nuestra actitud ante cada obstáculo de la aventura. Afrontar una cancelación, o un cambio de planes no es siempre fácil pero buscar el lado positivo de las cosas será siempre la estrategia que te lleve al éxito.

Timidez

Relacionarnos con personas desconocidas es lo más común durante un viaje. Mi consejo es superar la timidez para aprender de los demás viajeros y o nativos, y así enriquecer la experiencia con una fuente de conocimiento nueva y única. Pierde la vergüenza a equivocarte, nadie te va a juzgar, no tienes que demostrarle nada a los demás.

Tristeza

Después de un viaje suele llegar la vuelta a la rutina, vuelta al trabajo y a las obligaciones, al despertador, al jefe, y al tráfico. Deja de darle vueltas y vueltas a la felicidad que sentías en el viaje y de compararla; disfruta de cada momento y…planea con ilusión la siguiente parada. Las rutinas también pueden sentarnos bien, tanto como salir de ellas de vez en cuando.

Nostalgia

Puedes pensar que «cualquier tiempo pasado fue mejor» o «que me quiten lo bailao». Comparte tus experiencias y aprendizajes, escribe un diario y diseña un album con tus fotografías para mantener los recuerdos intactos. Cuando viajas te enriqueces y eso siempre se mantendrá dentro de tí.

En conclusión, cultivar la inteligencia emocional durante los viajes es fundamental para enfrentar las emociones negativas que puedan surgir. Al desarrollar la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, podemos convertir los desafíos del viaje en oportunidades de crecimiento personal y disfrutar plenamente de la experiencia

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